Siete hermanos.
Una vivienda.
Y un testamento mal hecho que decía: “La vivienda para mi hija María”.
Según la familia, ya estaba todo hablado: María se quedaría con la casa y al resto se les compensaría de alguna forma, pero eso no fue lo que se puso por escrito.
Al fallecer la madre, el testamento dejaba claro que la casa era solo para María, sin condiciones, sin compensaciones y no había más patrimonio que repartir.
Así que, como era de esperar, los hermanos impugnaron y el caso terminó en los tribunales.
Y aunque al final se alcanzó un acuerdo —porque el testamento se interpretó como una desheredación encubierta—, el daño ya estaba hecho.
La vivienda se repartió finalmente entre todos a partes iguales…
Pero firmaron en salas separadas. Sin cruzar una mirada.
Desde entonces, no se han vuelto a hablar.
¿Sabes cuál fue el verdadero error?
Pensar que, por llevarse bien, todo estaba claro y que un testamento mal redactado sería suficiente.
Pero cuando lo que se firma no refleja el verdadero acuerdo familiar, cuando todo se deja a la interpretación o se abusa del “ya se sabe cómo va esto”… los tribunales hacen su trabajo y las familias se rompen.
Dejar una vivienda entre varios herederos, sin instrucciones claras, es una receta para el conflicto.
Y esta historia no es una excepción, es lo habitual:
Una familia.
Unos pocos ahorros.
Una casa sin hipoteca (el maldito proindiviso)
Esa figura que significa que todos tienen una parte, pero nadie tiene el control.
Porque no manda la mayoría.
Manda la unanimidad. O el juez.
Uno quiere vender, el otro necesita vivir en ella.
Uno paga, el otro no puede… o no quiere.
Y ahí empieza todo.
¿La solución?
No es dejarlo “hablado” es dejarlo bien hecho.
Eso significa que, sabiendo lo que haces:
Puedes asignar bienes concretos a herederos concretos y compensar a los otros.
Puedes prever la venta forzosa y el reparto del dinero, estableciendo incluso cómo se debe tasar.
Y cada vez que entra un asunto así al despacho, siempre pienso lo mismo…
Qué fácil habría sido evitarlo con una sola frase en el testamento!
Esa frase es:
Protege tu Legado en solo 30 días.
En serio, en el libro te explico cómo hacerlo para evitar estos problemas, y que tu familia siga teniendo cenas de Navidad… aunque tú no estés.
Lo lees en poco tiempo y aprendes lo que otros ni siquiera se atreven a preguntar.
Porque una herencia mal hecha separa.
Y una bien hecha protege.
La semana que viene cerramos este ciclo de “errores comunes” con un tema delicado: Los hijos menores.
• ¿Qué pasa con ellos si tú faltas?
• ¿Quién gestiona sus bienes?
• ¿Quién los cuida?
Ángel Seisdedos.
Cada sábado mantengo una conversación secreta, contesto una pregunta de forma anónima, la siguiente… el sábado.
Ángel Seisdedos
Pd. <<Este libro>> te ahorra mucha pasta, hazme caso.