Un legado puede ser un error (o no)
Un matrimonio, dos hijos y dos viviendas.
Querían evitar problemas, así que hicieron testamento, el padre y de la madre hicieron el mismo con la misma clausula de legado:
Lego la mitad indivisa de la vivienda de la Calle X, nº3 a mi hijo Periquito
Lego la mitad indivisa de la vivienda de la calle Y, nº19 a a mi hijo Setanito
El plan era sencillo: una casa para cada hijo
Todo parecía resuelto.
Por desgracia, el matrimonio no fallece a la par y las circunstancias personales de uno de los hijos se complica tras el fallecimiento de su madre.
El padre, hace una serie de donaciones y modifica su testamento haciendo constar que ya ha ayudado a su hijo y que este, se da por compensado.
Fallece el padre y aquí empieza el lío.
Te recuerdo que cada una de las viviendas son mitades indivisas, esto quiere decir que “papá” es dueño de una mitad y “mamá” es dueña de la otra mitad pero esto no puede dividirse en dos partes ya que es un mismo bien.
Y aquí la chicha…
Hay una diferencia muy importante entre heredar y recibir un legado:
En la herencia, los bienes se adjudican tras una partición entre todos los herederos. Aquí, se puede hablar, negociar, reorganizar.
En cambio, el legado es una orden directa del testador: “Esto es para esta persona, sin discusión”.
Los legados no se pueden modificar, ni siquiera si los herederos están de acuerdo.
Solo se pueden aceptar… o renunciar.
Así que aunque los hermanos querían hacerlo de otra manera, la ley no se lo permitió.
Primero tuvieron que adjudicarse los bienes según el testamento de la madre:
La mitad de la vivienda de la Calle X, nº3 a mi hijo Periquito
La mitad de la vivienda de la calle Y, nº19 a a mi hijo Setanito
Después se adjudicó la herencia del padre:
La mitad de la vivienda de la Calle X, nº3 a mi hijo Periquito
La mitad de la vivienda de la calle Y, nº19 a a mi hijo Periquito
El hermano se daba por pagado por la ayuda que recibió de su padre.
En esta momento, había una vivienda 100% a nombre de uno de los hermanos y otra vivienda a nombre de los dos hermanos.
Nada tenía que ver con los deseos que un día los padres plasmaron y colocaban a los dos hermanos como copropietarios de una vivienda (la peor situación que puede existir)
Esto nos lleva al siguiente punto ¿cómo salimos de una copropiedad?
Mediante una extinción del condominio (otra escritura y otro gasto)
Ahora bien, ¿qué habría pasado si en vez de hacer legados, el padre hubiese dejado todo en herencia?
Habrían podido hacer una partición de mutuo acuerdo, de forma más ágil y económica, y sin necesidad de operaciones notariales extra.
¿Entonces los legados son un error? No necesariamente.
Sirven cuando se quiere asegurar que un bien concreto va a parar a manos de alguien, además son útiles cuando hay riesgo de conflicto.
Pero también son rígidos, y a veces impiden soluciones pactadas entre herederos bien avenidos.
La clave no está en elegir una fórmula u otra como si una fuera “la buena”.
La clave está en saber cuándo usar una… y cuándo conviene la otra, y para eso, no basta con conocer a tu familia.
Hace falta contar con alguien que vea más allá del testamento… y entienda las consecuencias jurídicas de cada palabra que se firma.
Este libro te ayudará, creeme.
Por otro lado, si ya quieres dar el paso y no estás para lecturas, contestame al mail y agendamos una cita.
Ángel Seisdedos.